miércoles, 28 de mayo de 2008

"No estaba muerta, andaba de parranda"




Por fin, de vuelta al blog.

Aún no he desaparecido, no he perdido las ganas de hacer este blog, no he sufrido ninguna abducción extraterrestre, combustión espontánea o arrebatamiento a los cielos.

Simplemente, el Universo se puso entre mi blog y yo.


Estas semanas fui atacada por una crisis oficinística de esas en que uno acaba arreglando cosas que uno no debería arreglar. Esos momentos en que miras la cafetera mientras alguien te está hablando y sueñas echar el café caliente en la cara de tu interlocutor, prender fuego a tu escritorio, lanzarte por la ventana en una maniobra cuasi Van Damme y correr hacia el atardecer como el renegad@ que eres de corazón. Entre tanto relajo, el pobre blog quedó olvidado en el fondo del cajón, junto a las cajas de chicle caducadas y esos esferos de publicidad que no duran ni dos pruebas.



Mientras trataba de salir de mi momento "cómo odio a los pitufos", mi organismo decidió vengarse de mí. Lo estaba preparando. Yo lo sabía. Lo veía venir, pero no hice nada.



En primer lugar, mis queridos ojos (ustedes ya saben que no sirven de mucho) se rebelaron. El resultado es que me dio una conjuntivitis del tamaño del infierno. Así, mis lentes de contacto están fuera del paisaje, por lo menos por un buen rato. No es chévere tener ojos rasgados cuando no tienes ancestros asiáticos. Tampoco es demasiado divertido andar con los ojos rojos y que la gente te mire pensando:



a) Esta chica tienes alergia (¿a qué hora salimos a comer?)
b) Esta man lloró como Magdalena (¡Mujer maltratada por la sociedad cruel, jerárquica y patriarcal!)
c) Chuta, qué marihuanera es esta man. (¡Yo también quiero!)



Bueno, sí es un poco divertido, pero no cuando te duelen "las vistas". Ustedes entienden.


Luego, mientras yo me peleaba con mis ojos, mi estómago aprovechó mi temporal falta de atención. La cosa es que me invitaron a comer pizza, y como lo barato sale caro. ¡BAM! me dio un "Síndrome gastroenterítico" cuyos detalles están clasificados C para adultos. La cuestión estaba tan complicada que quisieron ponerme un suero porque estaba deshidratada o algo así. Creo que eso ilustra el asunto.



Ayer, cuando fue el pico de mi famosa crisis estomacal, falté al work. Hoy me levanté y fui, incluso con este clima helado, en medio de estas lluvias que retrasan esa cosa que se llama verano y que casi no recuerdo como es. Heme aquí, sin lentes de contacto, con medio estómago dañado y con unas ganas terribles de café ¡QUE ME PROHIBIERON TOMAR UNAS DOS SEMANAS!


jelp.


Bueno, igual los quiero a todos.

Volveré con mejores noticias y narraciones menos intimistas. No he muerto, solo me fui de parranda.

sábado, 10 de mayo de 2008

These are a few of my favorite things



Hay cosas imprescindibles: aire, agua, sol, tierra, gente, un sistema gravitacional adecuado y la prevención de impactos de asteroides, sin olvidar, por supuesto, ese extraño hábito de respirar. Aparte de eso, somos seres que se dedican a trabajar para ganar dinero para cambiarlo por productos y servicios, sobre todo desde que pasó de moda la tendencia caza-pesca-recolección de frutos- performance de sacrificios humanos, la cual había sido tan popular.

Por eso, nos hacemos la vida interesante, con las pequeñas cosas que nos recuerdan quiénes somos de verdad. Éstas dan cuenta de nuestra excentricidad, y de esa publicitada individualidad que algunos atorrantes nos quieren quitar por ahí.

Aquí, un Top 20 de mis imprescindibles:


1. Café y chocolate, juntos, separados, y en todas sus reencarnaciones.

2. Música vieja revieja, presentada en blanco y negro, con bizarros escenarios televisivos psicodélicos. Desde Janis hasta Joan Manuel Serrat (alabao sea).

3. (Libros)n

4. Películas sesenteras y setenteras.

5. Caminar descalza.

6. Oír conversaciones ajenas en el bus, y fijarme en los detalles de la gente (malas costumbres que tengo debido a que me gusta observar demasiado a mis semejantes). Los humanos son raros...

7. La casa o la oficina temprano y en silencio.

8. Conversaciones telefónicas largas. Visitas telefónicas si quieren. Malas para el bolsillo, buenas para el corazón.

9. Coincidencias y sueños extraños (relojes chorreantes, elefantes con patas de araña, vacas voladoras y cuadros de Chagall).

10. Dientes de león (son un gran símbolo).

11. Verano

12. Gatos (independientes, bonitos, misteriosos, un poco malos... ¡Bacán!).

13. Dibujos animados y granola los fines de semana (nadie es demasiado viejo para los dibujos animados).

14. El aroma y el frío de la noche.

15. Dibujar en el vaho de las ventanas.

16. Bajar corriendo las gradas a toda velocidad, con cuidado de no romperte el cuello.

17. Correr y hacer ejercicio en las mañanas es una gran idea; de hecho, he empezado a hacerlo y la cosa no está tan mala.

18. Una conversación inteligente y divertida. Es más, quiero un paquete king size de esas.

19. Botarse a tomar el sol como las iguanas.

20. Dedicarse un día a realizar todas las actividades anteriores.

Detalles que nos hacen nosotros, detalles que son necesarios como el aire y la comida. Detalles que no lo son tanto, sino parte de la esencia de nuestra particularidad.

¿Tienen ustedes una lista como ésta?