viernes, 30 de julio de 2010

Mi día estándar en la city Q


(Foto: MorgueFile)

!Ohh, la city Quiú!

Empiezo mi día a las tres de la mañana; es decir, me despierto a la Hora Maldita irremediablamente (si vieron el Exorcismo de Emily Rose, tendrán una mejor imagen). Entonces, me quedo un par de horas viendo el techo o me vuelvo a dormir. Ahora, quiero que entiendan lo siguiente: en mi cabeza, las 3h00 equivalen a las 21h00 en ese momento. A las 5h00, debo comenzar mi lento reptar al trabajo. Eso equivale que mi cuerpecito comprende que son las 23h00 cuando salgo a trabajar. Maravishoso. My precioussss

En todo caso, me levanto y me ducho, intentando de alguna manera recobrar un poco de humanidad en el proceso. Luego, por supuesto, no tengo que ponerme, porque debo calcular que salgo a la 6h30 polares, me escapo 30 minutos al calor tropical del mediodía quiteño y tengo que estar lista para la lluvia y el frío de las 20h00 cuando vuelvo al cubil felino. El equipo incluye normalmente botas, claro, y paraguas (debido al caprichoso cielo de la Carita de Dios), bloqueador solar (por eso de vivir en la Mitad del Mundo, con los rayos solares en la coronilla) y gafas, para no quedarme más ciega. Algún día llevaré el snorkel y mi katana. Ya van a ver.

En el intermedio, desayuno con mi primer café del día (Taza 1) y escapo. Transporte y luego frío... mucho frío, mientras camino acompañada de:

a) Office pípol, como yo
b) viejitos jubilados arrastrados por sus malcriados canes
c) Niños universitarios (HA HA... ilusos)
d) Gente enloquecida para llegar antes del Pico y Placa; gente que tiene ojos de Hannibal Lecter cuando les para un semáforo.

7h30: Llegada a mi oficina. La silla roja me espera acogedora, con los brazos abiertos y moviendo las garras. Después, trabajo en miles de cosas sin mucho sentido práctico, desafío la ilógica y contesto toda clase de mails y llamadas, hasta...

... las 12h30, almuerzo time. Hora de comer algo y de hacer fotosíntesis. Saco las gafas.

13h00 (Taza 2) Intento mantener el Zen, el cual debe estar firme hasta que me dedico a mi actividad laboral dos: trabajar en la esquizofrenia gramatical y ortográfica de los otros. Mi alma muere un poco en el proceso.

14h00 (Taza 3)

19h30 (Taza 4 que parece un Bol)

20h00 Normalmente llueve. Las botas y el paraguas se vuelven útiles. A veces me quedo por ahí con otros humanos, otras veces regreso al cubil (Thundercats hooooo!). Intento conservar el Zen.

Sigh...


INTENTO CONSERVAR EL ZEN


Pero no lo logro a veces. No sé por qué el peso de la rutina me molesta tanto; digo... todo el mundo debe vivirla en algún momento. Tal vez, lo que sucede es que en el fondo soy la Loca de los Libros o La Bruja del Pantano. Todo me parece muy importante, todo es beri emoshional y espero demasiado del Planeta. En fin, la culpa no es de las estrellas, sino de nosotros mismos. Pronto será tiempo de decisiones...

lunes, 26 de julio de 2010

El Infinito, su servidora, y Blogspot


Photo credit: PatriciaEGreen from morguefile.com

Últimamente el Universo y yo hemos tenido largas conversaciones, normalmente a medianoche, entre que llego a mi casa, como, me lavo los dientes y me instalo a pensar un poco en qué diablos sucede con mi existencia, esa cosa que palpita alrededor de mails, llamadas y fechas tope de entrega.

Por suerte el Universo-San se queda calladito y escucha (gracias a Dios, imagínense si me contestara de vuelta). Ahora, sé que el pana probablemente hace garabatos en su libreta, piensa en su declaración al SRI o caza moscas con sus palillos mientras yo estoy en mi meditación trascendental. Sin embargo, es bueno hablar con Don Universe: el amigo es infinito y tiene unas orejas bastante amplias. Aguanta todo, como lo hace el papel.

Eso sí, no sé por qué mi imagen antropomórfica del Universo tiene la pinta del Sr. Miyagi. Mil disculpas por esta referencia a mi niñez de los ochentas.

En todo caso, en uno de esos monólogos acompañados de café se me ocurrió la idea de volver a este blog, porque el hecho de lanzar estas observaciones sobre el mismo Universo al Ciberespacio es, tal vez, precisamente lo que necesito. Se han ido muchas cosas, han cambiado muchas miradas y el cielo ya no es el mismo. Sin embargo, las palabras rondan por ahí, igualitas. Son todavía las columnas de lo que es y de lo que no es, pero que nombramos para que sea.

Por eso, vuelvo a escribir aquí, para tener bases y no perderme en el Infinito, para poder hablarle al Universo en un mejor idioma. Ahora Su Gran Eternidad está despertándose después de haberse quedado dormido con mi perorata, y me mira extrañado de que no le esté dirigiendo a él mismo lo que escribo. Por el momento, lee sobre mi hombro. Pongo "guardar ahora", por si acaso.

Pronto me iré a dormir, y el Universo tendrá que ir a cuidar que el planeta gire y rote en el transcurso de la noche (o a cuidar de sus bonsais, lo que le parezca más urgente). Mientras tanto, yo espero que mañana sea lo mismo y sea diferente; que nuevas historias aparezcan. Tiene que ser así, el Universo funciona porque no se aburre; alguien le tiene que contar algún chisme: las vidas humanas somos su droga, placer y combustible. Sin él no somos, sin nosotros, él no es.
Bonne Nuit, Petit.

martes, 20 de abril de 2010

¿Todavía hay alguien en el acelerador de partículas?



Buenas,

Me pregunto si todavía hay alguien leyendo estas cosas raras que escribo. Llevo ya algunos añitos con este blog, unos meses más productivos que otros, eso sí. Circunstancias personales y la vida hacen que uno se olvide de estas cosillas que nos ayudan a seguir alzando la cabeza, en tiempos tan... así... como los que vivimos.
¿A que no soy un ser de luz y positivismo? Siento la nota oscura de inicio del post. Es el día.

En todo caso, les puedo contar que conseguí un trabajo, que estoy yendo por la vida en un rumbo incierto, que el regreso me pegó duro, y que a veces extraño Plentzia. No sé por qué, pero cuando pienso en Euskoworld, la playa de Plentzia es lo primero que aparece en mi cabeza. Creo que fue porque en pleno inicio de primavera (y con el frío de achachaiiii, que hace allá en esa época), me fui de paseo improvisado por esas zonas. Tengo ese día clavado entre pecho y espalda. Me acuerdo de ese día como el recuerdo de un amor viejo. No sé. Perdón por la cursilería.

Tal vez todos tenemos una papelera de reciclaje. Vivimos todos los días momentos buenos y malos. A veces, uno existe en una luminosidad casi insoportable, y uno está consciente que ese momento se te va a ir de las manos. Es posible que esos minutos se queden en algún sitio; no hablo de la memoria, porque la memoria tiende a distorsionar información y poner flores, duendes y colores donde no habían (todo muerto es bueno, ya se sabe). Creo, más bien, que hay un espacio en el universo donde esa energía de la felicidad se queda guardada. Happiness Recycle Bin.

Ojalá exista. Así podemos dejar lo malo y recoger lo bueno. Espero que algún día pueda cerrar y abrir los ojos y volver a estar en Plenzia. No en la real, sino en ese lugar que llevo en el shungo corazón. Ahora mismo, mientras escribo estas líneas malvadamente incógnitas, solo puedo esperar y no desesperar.

... y ojalá todavía estén por ahí.

jueves, 11 de febrero de 2010

Gimme Job... Gimme Moni?


Jelou
Como estoy en época de buenos propósitos, flores, y muchos colores, me vuelvo a asomar por estos rumbos. Tardecitas.

He estado reflexionando sobre la vida y el trabajo. El por qué uno se pasa años de años aprendiendo extrañas cosas que sirven para cumplir la maldición divina de "ganarás tu pan con el sudor de tu frente".

Podría decir que la autoridad suprema (el Big Boss) le dijo lo consabido a nuestro pana Adán. O sea, Eva y sus descendientes deberíamos andar haciendo conjuros y mochileando por América Central. Aunque bueno, a nosotros nos cayó con eso de que "parirás con dolor". Yo estoy pariendo del susto, y no por guagua, así que no puedo andar señalando a los del otro gremio.
Me disculpo, chicos.

En todo caso, me he dedicado a mandar mis "hojas de vida" (feáso nombre, ¿verdad?), para conseguir un laburín que, como ya dije antes, justifique los siete años de estudios superiores que he tenido desde que salí del cole.

No sé niños y niñas. A veces, a pesar de todas esas sabias enseñanzas, siento que solo soy una muy buena lectora y una muy buena escritora (felicidades, pasaste el primer grado). De verdad, mis habilidades no crean demasiadas cosas. No voy a descubrir ninguna cura a ninguna enfermedad; tampoco inventaré el nuevo avance de la física cuántica. No puedo hacer nada que la gente pueda tocar con las manos.
Trabajos que los títulos que tengo dicen que puedo hacer:

1. Volver a la bola y cadena del periodismo (niños, aléjense de las redacciones... muerden).
2. Comunicar. Con todo la vaguedad y amplitud que la palabra señala.
3. Ser profe... es interesante, pero tengan cuidado alumnos. Yo muerdo.
4. Consultorías varias. Desde Teoría de las Relaciones Internacionales hasta el acoso en el trabajo. Literalmente.
5. Corregir textos. Con todo la vaguedad y amplitud que la palabra señala.

Esos son los trabajos que en el mundo real podría hacer. Ahora, el mundo real no te paga por ser feliz. Te paga por dar dinero a alguien que es feliz mientras tú trabajas.

¿Trabajitos extraños que siempre quise tener?

1. Ser escritora. (Y ahí es cuando los grillos empiezan a cantar como en todo momento incómodo).
2. Ilustrar cuentos para niños. De verdad. ¿Sabían que dibujo? Un día quise ser ilustradora. Culpen a mi infancia comelibrística.
3. Académica. En serio, me podría sentar detrás de mis libros e inventar largas peroratas sobre la situación del mundo, la literatura, y el futuro. Á la Susan Sontag.
4. Trapecista. (Ya dice...)
5. Dueña de una papelería y / o librería (me encantan las papelerías)
6. Catadora (todos queremos serlo un viernes por la noche)
7. Escribir mi blog en piyama, con un café al lado (y que me paguen por eso)
8. Ser una de las manes de Lonely Planet.
9. Mística (y que me paguen por eso)
10. Poeta maldito (sí, es como ser escritora, pero ser un poeta maldito te da otro style. Además, como eres un poeta maldito, sabes que morirás de hambre, arte y sífilis. No necesitas del sucio dinero).
11. Salvar al mundo en una misión internacional... probablemente solo me dedique a tomar notas, pero bueno... sería una misión internacional.

Eso Internet. Tengo miedo. No quiero caer en las redes de la maldad del sistema. Bueno, sé que de por sí todos estamos en sus redes, pero quiero tener un poco de libertad... Tal vez una mano o un pie fuera. Quiero poder crear cosas y dejarle algo al mundo. Vivir y no sobrevivir. Ser en vez de Tener. En el mundo, tenemos problemas con los verbos. Podría corregirles el estilo, al menos el de la parte del guión que me toca.

Necesito suerte, necesito buenas energías.


martes, 9 de febrero de 2010

My own private 2012




Buon Giorno.
Bienvenidos al 2010, a solo dos años de la esperada hecatombe del 2012, traída por ustedes a través de los Hopi, los Mayas, el Internet, y History Channel.

Verán guambras, el 2009 fue el año con más altos y bajos de mi vida. Un día, he estado a punto de colgarme de una viga del techo; mientras que otro día (bieeen al otro extremo) conocí París con el verano en la cara. He recorrido países en coche, visto otro océano, y ahora he vuelto a las montañas de mi casa, desempleada de nuevo y sin saber qué va a pasar mañana.

He llegado a mi propio countdown para el 2012. Bastante temprano, pero así pasa.
No me gustan esos extremos, no me gusta el desequilibrio. La crisis económica y el discurso oficial apestan.

Tampoco me gustan muchas de las cosas que encontré acá. Pura máscara política y blah blah de cuatro centavos. No es que el otro lado fuera mejor, para nada. Lo que pasa es que me desconecté de esta realidad mucho tiempo, y ahora me cuesta comprender los pequeños códigos de esta ciudad. Aparte de eso, me siento como alguien que sabe mucho de flores, pero que no sabe cómo cultivarlas. Ergo, estoy perdida querido Internet.
Más razones para necesitar terapia, tal vez.

Estoy de malas. Lo siento. Tal vez no debería disculparme. Me disculpo por no querer disculparme.Oficialmente cabreada.

Soy Alicia cayendo por el agujero, siguiendo al conejo blanco ese; ya saben, el roedor de frac que tiene cara de drogadicto. De verdad, estoy empezando a sentir que esas flores de cerezo del encabezado de este blog son un insulto personal. Y eso que yo mismo escogí la imagen. ¿Qué más personal que eso?

Anuncios:
1. Voy a volver a escribir este blog extraño (por alguna razón que no entiendo muy bien).
2. Voy a quitar esas flores, porque de verdad ellas y yo no tenemos una buena relación en este momento.
3. Voy a buscar un trabajo que de verdad justifique mi inversión educativa y que no encaje demasiado en los putos cánones del sistema (NO MATTER WHAT).
4. Voy a partirle el hocico al sistema con mi lengua de reptil y mi carota de Rumiñahui, porque eso de andar con una soga sobre la cabeza no me hace sentir muy glamourosa. Sherio.
5. Me voy al cine. Aprovechemos las vacaciones obligadas. Cambio y fuera.