Jelou
Como estoy en época de buenos propósitos, flores, y muchos colores, me vuelvo a asomar por estos rumbos. Tardecitas.
He estado reflexionando sobre la vida y el trabajo. El por qué uno se pasa años de años aprendiendo extrañas cosas que sirven para cumplir la maldición divina de "ganarás tu pan con el sudor de tu frente".
Podría decir que la autoridad suprema (el Big Boss) le dijo lo consabido a nuestro pana Adán. O sea, Eva y sus descendientes deberíamos andar haciendo conjuros y mochileando por América Central. Aunque bueno, a nosotros nos cayó con eso de que "parirás con dolor". Yo estoy pariendo del susto, y no por guagua, así que no puedo andar señalando a los del otro gremio.
Me disculpo, chicos.
En todo caso, me he dedicado a mandar mis "hojas de vida" (feáso nombre, ¿verdad?), para conseguir un laburín que, como ya dije antes, justifique los siete años de estudios superiores que he tenido desde que salí del cole.
No sé niños y niñas. A veces, a pesar de todas esas sabias enseñanzas, siento que solo soy una muy buena lectora y una muy buena escritora (felicidades, pasaste el primer grado). De verdad, mis habilidades no crean demasiadas cosas. No voy a descubrir ninguna cura a ninguna enfermedad; tampoco inventaré el nuevo avance de la física cuántica. No puedo hacer nada que la gente pueda tocar con las manos.
Trabajos que los títulos que tengo dicen que puedo hacer:
1. Volver a la bola y cadena del periodismo (niños, aléjense de las redacciones... muerden).
2. Comunicar. Con todo la vaguedad y amplitud que la palabra señala.
3. Ser profe... es interesante, pero tengan cuidado alumnos. Yo muerdo.
4. Consultorías varias. Desde Teoría de las Relaciones Internacionales hasta el acoso en el trabajo. Literalmente.
5. Corregir textos. Con todo la vaguedad y amplitud que la palabra señala.
Esos son los trabajos que en el mundo real podría hacer. Ahora, el mundo real no te paga por ser feliz. Te paga por dar dinero a alguien que es feliz mientras tú trabajas.
¿Trabajitos extraños que siempre quise tener?
1. Ser escritora. (Y ahí es cuando los grillos empiezan a cantar como en todo momento incómodo).
2. Ilustrar cuentos para niños. De verdad. ¿Sabían que dibujo? Un día quise ser ilustradora. Culpen a mi infancia comelibrística.
3. Académica. En serio, me podría sentar detrás de mis libros e inventar largas peroratas sobre la situación del mundo, la literatura, y el futuro. Á la Susan Sontag.
4. Trapecista. (Ya dice...)
5. Dueña de una papelería y / o librería (me encantan las papelerías)
6. Catadora (todos queremos serlo un viernes por la noche)
7. Escribir mi blog en piyama, con un café al lado (y que me paguen por eso)
8. Ser una de las manes de Lonely Planet.
9. Mística (y que me paguen por eso)
10. Poeta maldito (sí, es como ser escritora, pero ser un poeta maldito te da otro style. Además, como eres un poeta maldito, sabes que morirás de hambre, arte y sífilis. No necesitas del sucio dinero).
11. Salvar al mundo en una misión internacional... probablemente solo me dedique a tomar notas, pero bueno... sería una misión internacional.
Eso Internet. Tengo miedo. No quiero caer en las redes de la maldad del sistema. Bueno, sé que de por sí todos estamos en sus redes, pero quiero tener un poco de libertad... Tal vez una mano o un pie fuera. Quiero poder crear cosas y dejarle algo al mundo. Vivir y no sobrevivir. Ser en vez de Tener. En el mundo, tenemos problemas con los verbos. Podría corregirles el estilo, al menos el de la parte del guión que me toca.
Necesito suerte, necesito buenas energías.
1 comentario:
Tenemos que tener un plan. Te pido que no dejes de pelear por ser quien eres. Eso es humano y necesario!
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